23 Mai Por qué en la época de la flexibilidad laboral fichar es más necesario que nunca
Uno de los comentarios que más se han repetido en los últimos tiempos es que se impone una medida del siglo XIX, como fichar la entrada y salida, en plena era de la flexibilidad laboral. El problema es que mientras en el siglo XIX se registraba la jornada para controlar a los empleados y que cumplieran los horarios, en el siglo XXI se implanta para que los que cumplan la jornada sean las empresas.
Hace no tantos años, se salía de la empresa y uno se olvidaba de todo hasta el día siguientes. Hoy las cosas han cambiado. No se trata ya que se pueda trabajar desde casa, sino que en muchos casos podemos pasarnos horas contestando correos durante el fin de semana. Y hablo de varios casos reales que conozco.
Para muchos las jornada no acaba al salir de la empresa
Vivimos en un mundo hiperconectado, donde nuestra jornada laboral no acaba al salir de la empresa. A esto tenemos que sumarle estos objetivos que ponen muchas organizaciones, imposibles de cumplir si no es trabajando horas y horas extras. No se pagan las horas, pero hay un plus por cumplir con dichos objetivos. Es un caramelo envenenado que muchos empleados aceptan.
Conozco el caso de diferentes sectores, donde el salario base era muy bajo, pero si se cumplían objetivos se duplicaba. Claro que esto significaba en la práctica tener jornadas de 14 horas de lunes a sábado. De forma voluntaria, pero no deja de ser una cantidad de horas que no se cotizan o que supondrían de facto, la creación de muchos más puestos de trabajo.
Eso por no hablar de aquellos que gracias a la flexibilidad, acaban su horario en la oficina y llegan a casa y siguen trabajando desde su ordenador. Viajes que inician saliendo de madrugada y volviendo a última hora de la noche o estancias de varios días fuera de casa en la que se trabajan las horas que haga falta.
Muchos trabajadores se resignaban. Es lo que hay. Otros buscaban estas largas jornadas para sacar más dinero a final de mes, aun sabiendo que era ilegal realizar este tipo de jornadas. Lo importante era lo que se ingresaba al final en el banco, no el precio de la hora que habíamos trabajado.